Este cuerpo celeste tiene especial relación con una herida que no sana pero nos ayuda a transformar a otras personas.
Fuente: Javiera Medina Payá
Medio: Tiempox
Según la Astrología, la Carta Astral no está compuesta sólo de signos zodiacales y planetas, sino también por planetoides y en este caso, vamos a hablar de Quirón, cuya historia y significado viene de la mitología.
Fue descubierto en 1977 y es uno de los elementos que ha sido incorporado en el estudio de nuestra personalidad. La Astrología y otras prácticas expresan que Quirón es el “sanador herido”.
En la mitología Quirón era un centauro inmortal, hijo de Chronos (Saturno) y Fílira (hija de Neptuno). El primero nunca se enteró de que era su hijo, y Fílira, al ver que no era un dios, lo abandonó. Esa fue su primera herida.
Al ser abandonado fue criado y educado por Apolo, un sabio de la medicina y de la astronomía. Por eso Quirón se convirtió en un maestro pero también tuvo que aprender a vivir con el dolor, mientras que ayudó a los demás con su sabiduría.
Según cuenta su historia, Quirón tiene que ver con las heridas vitales con las cuales debemos aprender a vivir y que se integran mejor si las ofrecemos como un don en servicio de los demás.
Es decir, la herida quironiana es aquella que libera nuestros talentos más importantes a la hora de ser solidarios con el resto, y eso es fundamental para nuestra naturaleza emocional.
Según la práctica astrológica, con Quirón hay heridas base, de vida, y otras accidentales, que son las que vamos transitando a lo largo de nuestra existencia.
Es importante revisar qué traemos a esta vida como cicatriz y a la vez hay acontecimientos que nos recuerdan que arde pero a la vez esta sensibilidad nos hace direccionar esa magia al servicio de las personas.
No importa cuando mires esto, la herida siempre está ahí
También se puede interpretar como una herida álmica que nos ayuda a trascender, pasar las encarnaciones y a conectar con eso que nos lastimó. Pudiendo desde este afligido lugarcito ayudar a sanar al otrx en su proceso, convirtiéndonos en activistas. De esta manera, contamos con el potencial de curar el sufrimiento ajeno. ¿Hay algo mejor que esto?
En resumen, es clave registrar donde tengo vulnerabilidades quironianas para entender dónde hay capacidad sanadora. La magia quironiana de transformar la lastimadura en algo que alivie al otrx vale oro y acompañarlo en ese cortecito del alma es más amoroso aún.
Este erudito asteroide nos dice que ignorar lo que nos angustia no hace que nos impacte menos pues reconocer al dolor como parte de la vida es poder conectar con el amor que sentimos por estar vivos.
Bienvenido Quirón que nos trae la integración del dolor como parte de esta reencarnación y como parte de la regeneración planetaria que estamos transitando.
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